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jueves, 19 de mayo de 2011

Inclusión social

Existen dos paradigmas que rodean el tema de la discapacidad: el de integración, que es el dominante por el momento y el de inclusión, que viene cobrando importancia con el paso del tiempo y el trabajo de los cientistas sociales.
Para entender la importancia de estos aportes tendríamos que aclarar de qué se trata cada uno.
Frente a una situación de diferencia la sociedad tiene el resquemor de ocasionar un daño irreparable o irreversible. Todos sabemos que no es fácil enfrentarse a lo desconocido y es imposible conocer absolutamente todo.
Eso hace que frente a situaciones puntuales que se escapan de los estándares normales, quienes tienen que interactuar con ellos desde un ángulo que no es el seno familiar comienzan a temer no estar capacitados para enfrentar tal faena y el primer instinto, lógicamente, para no empeorar la situación desafortunada de ante mano tienden a buscar quién sea más competente para resolverlo. 
De ahí que nos encontramos escuelas que reclamen un "lugar especial" para estos nenes que tienen una carga previa y que la estructura de una escuela "común" no está preparada para llevar adelante y hablo en cuanto a infraestructura, preparación docente, profesionales que interactúan, políticas públicas, políticas educativas, etc.
En los puestos de trabajo nos encontramos en una situación similar, las empresas temen una repercusión económica ante el avance de una enfermedad, no tienen los recursos intelectuales para mostrarles que hay cosas evitables y que, con simples modificaciones, podrían generar espacio para todos.
La integración social se basa en la adaptación de la persona con discapacidad a un medio social determinado. Por ejemplo en un trabajo, se le pedía que firmara que la empresa no se responsabilizaría por el avance de la enfermedad y con todo lo relacionado a ella, las modalidades de contratación son nefastas en cuanto a la diferencia salarial, ya que las empresas reciben un subsidio en forma de descuentos impositivos por contratar personas "especiales".
Por otro lado en la escuela, las maestras no hacen cursos que las introduzcan al área de discapacidad. Se limitan a convocar, en el mejor de los casos, a una escuela especializada integradora quienes se encargan de hacer adaptaciones. Como supone un esfuerzo superior para el docente a cargo del grado, se rehúsan a trabajar de esta forma y la responsabilidad queda en el niño y en su familia que terminan haciendo malabares en su casa para que llegue a los estándares pedidos por la Institución. O, de forma opuesta, la maestra siente lástima por esa criatura y decide no explicarle ya que considera que no está a la altura de sus compañeros y de esa forma logramos que desde pequeños aprendan el lugar que la sociedad les está guardando, el de marginados.
En la vida cotidiana pasa exactamente lo mismo, uno aborda un colectivo y tiene, más o menos que pedirle por favor al chofer que lo respete. Uno se cruza con el desprecio y el malhumor del conductor que lo trata como si le estuviera haciendo un favor. Quizás este buen hombre no entiende qué es una dicha tener la capacidad de trabajar y no tener que estar subyugado a una condición "diferente".
Los pasajeros se molestan al tener que dar un asiento (pero también pasa con una embarazada, mujeres u hombres con niños, ancianos, accidentados, etc).
La sociedad no tolera lo diferente, está agotada de luchar día a día contra la injusticia y el manoseo de los poderosos y del Estado y descarga con quienes consideran "que no tienen problemas".
La propuesta de Inclusión Social es de crear una sociedad con lugar para todos, donde nadie sea tratado diferente. Por ejemplo, en las escuelas "comunes" los docentes sean instruidos, aunque sea de forma básica, en las diferentes posibilidades de discapacidad y necesidades especiales que puedan venir los chicos. 
Que las empresas dejen de tomar en cuenta el estado de salud y le proporcionen al trabajador igualdad y seguridad. Que los puestos sean aptos para todos.
Hoy en día la tecnología nos da un panorama de esperanza. Yo siempre doy el mismo ejemplo: uno en la casa se compra un monitor de 30 pulgadas porque es super top, y en las empresas se los dan a sus empleados para demostrar a los clientes un nivel determinado ¿por qué no hacerlo para mejorar las condiciones de un trabajador?
Es cierto que determinadas condiciones nos asustan, pero tenemos que entender que la sociedad es una construcción de todos y para todos. 
Cuando en la escuela nos enseñaban que en Esparta a los bebés defectuosos los tiraban a un pozo para que no fueran una carga, nos horrorizábamos, cuando Quarracino habló de la famosa reja para dejar a los indeseables del otro lado y generar una sociedad para los "mejores" nos congeló la sangre y no podíamos entender cómo un hombre de Dios tenía tal postura discriminatoria.
Pero hoy en día, está en todos lados. Obviamente hay muchísima gente que ayuda, colabora y trata a todos por igual, quizás esas personas tendrían que ocupar los cargos centrales para organizar una sociedad mejor.

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